jueves, 29 de julio de 2010

The dream that never comes true.




We are growing, we are dreaming for something new.
We have new changes for living something true.
We made our decisions to have something real good.

We used to dream day and night
just for living this day.
We have to fight for some answers till death.

Now our life becomes a piece of crap.
Living just like older guys,
Working just for some unsafe cents.

The city streets are jam-packed of weird scenes.
Children crying, stupid guys running.
Disgusting thieves, the society is a complete shit.

Fucking politics, corrupt ministers,
Lying for Money and
Robbing dreams like
Time from ancient guys
That fights for a little of live.

Fuck the system!

lunes, 26 de julio de 2010

“No soy supersticioso… solo son manías”



Cuando el sol se impone en lo más alto del cielo y la dócil figura del torero se refleja en la fina arena del ruedo, las puerta del callejón se abren para recibir a estos excéntricos personajes. Sus luminosos trajes destellan como el oro en la mirada de los maravillados espectadores que aguardan bulliciosamente en las gradas. A su vez, la colorida banda se alista para tocar aquellas místicas melodías que le dan el toque perfecto al entorno taurino.


Es así, que el torero entra en la arena acompañado por una decena de hombres que esperan volver a salir vivos por la misma puerta. El torero, como personaje principal de esta escena, alza su mira para ver al público, saluda a sus compañeros y sigilosamente traza una cruz en la arena con la punta de su sandalia. Posteriormente, camina hacia las tablas, despliega su capote y se ubica detrás de uno de los burladeros a rezar mientras sostiene un rosario en una de sus manos. Se santigua, alza su mirada y aguarda con recelo la salida del toro.


Como espectador taurino, ver a los toreros realizan este tipo de rezos y gestos antes de salir a torear, constituye un verdadero misterio que desata una serie de preguntas, Las creencias religiosas, las superstición y de la suerte que rige nuestro espontáneo y desconocido destino es una formula quimérica que esta' presente en la tauromaquia.

La superstición en los toros:

El hecho de que las corridas de toros se hayan involucrado en la cultura actual como un producto del mestizaje, son varias las creencias, cábalas y supersticiones que han emergido a partir de este intercambio cultural. Por ejemplo, en nuestro país, el hecho de que un torero no le haya rezado a la Virgen del Quinche o a la imagen del Jesús del Gran Poder, prácticamente constituye un suicidio.

Así mismo, existe todo un rito religioso que debe ser cumplido por un torero y su peón, antes de dirigirse a la plaza. Cada torero lleva consigo una pequeña capilla portátil llena de estampillas, rosarios, amuletos y crucifijos a los cuales se entregan espiritualmente. Se dice que el torero mexicano, Joselito Adame, reza por lo menos unas 60 veces antes de salir a la plaza.

Otra de las creencias existentes se engloba en el hecho de que un torero nunca debe de apagar la luz del cuarto en el cual se vistió. Así mismo, no debe dejar ningún tipo de objeto sobre su cama, en especial si se trata de un sombrero pues esto es una invitación al fracaso.

La religión cristiana, el espiritualismo y la figura de santos y deidades se han involucrado tanto en la cultura taurina, que inclusive, en cada plaza del mundo existe una pequeña capilla a la cual todos los toreros, banderilleros y picadores acuden para entregarle su oficio a dios.

El hecho más representativo dentro de todas las supersticiones practicadas, es el de arrojar de espaldas la montera o gorro del torero. La creencia dice, que si éste articulo cae boca arriba, la faena será mala y peligrosa. En cambio, si el gorro cae boca abajo, él torero correrá con suerte y éxito.

Superstición versus religión:

En los últimos tiempos han surgido una serie de comentarios por parte de la iglesia católica que critican a estos actos de superstición como una vulgaridad profana y hereje. El argumento utilizado por el catolicismo expone que el hecho de creer en estos augurios de suerte tiene como objetivo desacreditar la voluntad de Dios que rige nuestras vidas. Así mismo, la superstición representa una creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la imagen de Dios. El sacerdote Agustín de Hipopa dice que: "Es supersticioso aquello instituido por los hombres para crear ídolos y venerarlos o rendir culto a una criatura o parte de una criatura como si se tratase de Dios, o para consultar a los demonios y sellar a través de ciertos acuerdos (pactos) una comunicación con ellos. Aunque ésta interpretación designada por la iglesia católica es algo extremista y dogmática, la misma se instaura como un veracidad irrefutable dentro del catolicismo".

Por otro lado, existe una interpretación taurina de las supersticiones mucho más liberal y no tan radical que parte del deseo de supervivencia y del miedo a la muerte. Cuando en una entrevista le preguntaron al torero ecuatoriano Guillermo Alba'n que sí sus ritos, rezos y creencias constituían un verdadero hecho de superstición, él respondió : "Yo no soy supersticioso, porque eso es pecado y no entra dentro del cristianismo. Son sólo manías". Así mismo el torero español Rafael el gallo dijo que: " la superstición viene por el miedo, pero también porque el torero se siente figura y teme a la responsabilidad de que las cosas no le salgan como él desea. Por eso se creemos en tantas cosas”.

Es así que el mundo de los toros se ve involucrado en un entorno misterioso, desconocido, festivo y mágico debido a la extraña fusión entre religión y mitos populares. La superstición dentro de los toros constituye aquel ingrediente especial que demuestra el por qué, la tauromaquia se ha vuelto tan controversial, deseada, amada y odiada. Para finalizar, no nos queda más que citar al poeta José Bergamin , quien dice que: “el toreo es un acto de fe: en el arte, en el juego, en Dios”.